Tuesday, May 13

EL TIEMPO NO ENTIENDE DE LÓGICA

Por: *Damian Pereyra

En el mundo emprendedor siempre disponemos de un tiempo que puede resultar a favor o en
contra de lo que hacemos. Este tiempo está compuesto por muchos sucesos que transcurren en el
momento que estamos craneando, planificando y organizando nuestra empresa. Sucesos y hechos
que nada tienen que ver con la lógica que utilizamos en nuestra mente a la hora de crear una
empresa.

Esta es una historia personal que quiero contar a modo de homenajear a una de las personas más
importantes de mi vida, pero que seguramente les va a llegar a todos los que recorren el camino de
emprender, porque sin dudas también atravesaron o atravesarán momentos similares a este.
Esta persona de la que hablo es mi querida Abuela Mabel. Cuando me refiero a ella no puedo
contener las ganas de llorar, porque los abuelos deberían ser eternos. Mi abuela acompañó cada
paso que di desde niño, con el mayor amor que puede dar una persona hacia su nieto. Uno va
creciendo y le da un valor inigualable a cada uno de estos momentos, por eso mismo, le
devolvemos a nuestros abuelos todo el amor que ellos nos dieron y nos llena de emoción cuando
ellos nos ven crecer, cumplir nuestros objetivos. Y es acá, justamente en este tema, donde voy a
enfocar este artículo.

En el momento que mi abuela se fue al cielo, ya sabía que el tiempo no entiende de lógica, porque
lo más justo sería que nuestros abuelos puedan seguir viviendo cada segundo con nosotros y
disfrutando cada objetivo que cumplimos, porque así tendría que ser, porque ellos fueron una base
importante que nos formaron como personas y qué mejor que puedan apreciar todo lo que vamos
logrando. Pero eso claramente no sucede, el tiempo no entiende lo que es lógico y justo, porque
tenés un tiempo razonable en ese proceso de crear una empresa y cumplir tus objetivos, un poco
más o un poco menos, pero nadie llega al éxito en un día. En cambio, el tiempo de nuestras vidas y
de nuestros seres queridos que transcurre en esos momentos, no tiene lógica, de un día para el
otro puede cambiar todo.

Además, hay algo que aprendí en este camino y que considero fundamental transmitir: los valores
familiares son una brújula interna que nos guía en los momentos más desafiantes. Aunque mi
familia, y en especial mi abuela Mabel, no formaron parte activa de la empresa, su legado vive en
cada decisión que tomo, en la forma en que trato a las personas, en la empatía que aplico a los
vínculos y en la ética con la que encaro cada proyecto. Los valores que nos inculcan en casa -el
respeto, la perseverancia, la honestidad, el amor incondicional- se transforman en los cimientos
invisibles que sostienen cualquier empresa, por más innovadora o disruptiva que sea. Porque al
final, una empresa no solo se construye con recursos o estrategias, se construye con convicciones,
y esas convicciones muchas veces tienen raíz en lo más profundo de nuestra historia familiar.
Al saber que estas eran las reglas de la vida, tomé la decisión de disfrutar cada proceso, por eso
mismo pude disfrutar con mi abuela, en su momento, el inicio de todo lo que construimos hoy en
día. Por eso mismo sé que desde lo más alto me está observando y disfrutando de todo lo que
estoy viviendo. Por este motivo quería publicar este artículo, aconsejando que disfruten el proceso,
que disfruten el día a día de todo lo que hagan, porque para llegar al éxito se necesita un tiempo
para crear una estructura sólida, pero no olviden, que el tiempo no usa esa lógica para disfrutar el
día a día con nuestros seres queridos.

*Damián Pereyra, fundador de empresas de servicios de tecnología

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