Los discursos de odio circulan libremente por sectores que antes los rechazaban. Racismo, negacionismo, xenofobia crecen mientras las banderas de memoria, verdad y justicia resisten una vez mas ante el avance de la derecha
Por: Mariano Quiroga
El programa de Canal Encuentro conducido por el filósofo Tomás Balmaceda cataloga a la década del 90 como “La década que amamos odiar”. En esos 10 años los argentinos entramos en una relación tóxica con el menemato, los pibes escuchaban bandas como La Renga, Los Piojos o los Redondos y el Diego todavía se lucía en el verde césped. Era la época de la pizza con champagne entre otras maravillas.
Por aquellos tiempos, los milicos gozaban de una cierta libertad que los pibes agrupados en H.I.J.O.S se encargaban de entorpecer escrachandolos por donde anduvieran, al grito de “Como a los nazis les va a pasar adonde vayan los iremos a buscar” esa generación de adolescentes que rondaban los 20 años entendían a la perfección de qué lado de la mecha se tenían que parar, el objetivo era visibilizar a los genocidas que habían secuestrado y asesinado a sus padres
“A partir de ahí tomamos la decisión de agruparnos, por ahí sin ideas claras en principio pero con la necesidad de juntarnos, de contenernos, de compartir una historia. Saber que nos había pasado lo mismo y tener ganas de expresarlo” contó a Agencia Taller Facundo Guerra uno de los primeros militantes de H.I.J.O.S.
Muchos años pasaron de esa década donde el rechazo a los militares era casi unánime, donde se saltaba y se cantaba con orgullo “El que no salta es militar”. Sin embargo algo se quebró en el transcurso, por algún lado se empezó a filtrar, ya no la teoría de los dos demonios, sino la reivindicación al accionar de los militares. Hace unos años empezó a germinar un discurso de odio que circula con mucha fuerza en una juventud que comienza a sentirse representada en personajes como Javier Milei que no tiene ningún tipo de problemas en negar la cantidad de desaparecidos
“Se trata de una visión tuerta de la historia. Dame todos los nombres que llegan a 30 mil. ¿Sabés cuántos tiene registrados la Secretaría de Derechos Humanos? Quiero ver si lo sabés”. Expreso Javier Milei en un acto que realizó junto a Buzzi
El surgir de Javier Milei que en las elecciones del 2021 alcanzó el 18% de los votos, performance que le permitió entrar como diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires, no es ajeno a una avanzada de la extrema derecha que se está dando a nivel global. En 2016 Donal Trump se coronó como presidente de Estados Unidos y en 2018 Jair Bolsonaro se convertía en presidente de Brasil, ambos mandatarios no tuvieron ningún tipo de reparo en expresar públicamente sus discursos de odio.
“El error de la dictadura fue torturar y no matar” Jair Bolsonaro
“¿Para qué queremos a haitianos aquí? ¿Por qué recibimos a gente de países de mierda? Todos tienen SIDA” Donald Trump
Se podría argumentar, que Bolsonaro cambió el discurso que tenía en campaña y que una vez en el poder mostró su verdadera cara, tomando por sorpresa al pueblo brasileño. Nada estás más alejado de la realidad que esa teoría, cuando se recurre al archivo para analizar qué es lo que pensaba él “El Mesías” antes de ocupar el Palacio de Planalto, el tipo ya mostraba libremente sus opiniones, frente a un pueblo que aun asi decidio votarlo. Al igual que Trump o como lo hace Javier Milei, no tienen ningún tipo de prurito en mostrar públicamente sus intenciones políticas
La salida mas facil a esta avanzada, es creer que estos discursos de odio impregnan facilmente en un “pueblo idiota” que no se da cuenta de que estan votando en contra de sus propios intereses. Esa acusación realizada por un sector del progresismo elitista, lejos de ayudar, es parte de la construcción de los filtros burbujas que sucede de ambos lados de la grieta y que se potencian en el territorio digital, donde es muy fácil interactuar solamente con el que piensa como uno. El desafío a cumplir será poder detectar quienes son los que todavía pueden entender que la salida a los problemas que realmente existen, no está en las propuestas que presenta la extrema derecha.
Hay un sector que todavía está dispuesto al diálogo, que puede mirar a ambos lados de la grieta y ver qué actor político lo representa mejor. Esa franja de votantes tiene necesidades básicas que no están cubiertas y que encuentran en lo discursivo de ambos candidatos la esperanza de poder levantar la cabeza. Las recetas que le ofrecen no son iguales y se nota que una contiene una carga negativa muy difícil de digerir, pero que aun así, algo encuentra de atractivo, algo que le despierta una falsa esperanza. Ese sector esta predispuesto a escuchar a todos y no se horroriza con las declaraciones de Milei o Trump es al que hay que ir a buscar
“El otro 20% todavía no está enfermo de odio y esa parte de la población es la que está en disputa, cualquiera de las dos minorías intensas si quiere ganar el gobierno tiene que armar una mayoría y para armarla tiene que ir a buscar ese 20%”. Gastón Garriga autor de “Tecnopolítica y tercera posición”
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